Muchas veces justificamos o respaldamos nuestras opiniones y acciones con frases célebres o cuentos populares. Como si eso nos diera más seguridad, o nos restara responsabilidad, apelamos a terceros para validar nuestros actos. La fábula de la rana y el escorpión encierra una gran mentira.
Por Diego Pasjalidis, experto en estrategias e innovación. Fundador de inspirativa.com
Recurro una vez más a la Wikipedia para resumir la versión más popular del cuento:
Había una
vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un
escorpión que le dijo: —Amiga rana, necesito cruzar el río. ¿Podrías
llevarme en tu espalda? —No. Si te llevo en mi espalda, me picarás y me
matarás. —No seas tonta —le respondió entonces el escorpión— si te
picase, me hundiría contigo y me ahogaría. Ante esta respuesta, la rana
accedió. El escorpión se colocó sobre la espalda de la rana y empezaron a
cruzar el río. Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, el
escorpión picó a la rana. La rana, al sentir picotazo y darse cuenta que
iba a morir, le preguntó al escorpión: — ¿Por qué me has picado,
escorpión? ¿No te das cuenta de que tú también vas a morir? A lo que el
escorpión respondió: – Rana… mi amiga, no lo pude evitar, porque es mi
naturaleza.
La moraleja: Aunque el sentido
común dicte lo contrario y acabes perjudicando a los que quieres o
incluso a ti mismo, no puedes dejar de ser quien eres, es tu naturaleza.
La mentira detrás del cuento
El gran error es ignorar la posibilidad
de cambiar, de mejorar, que todos y cada uno de nosotros tenemos.
Personalmente, he cometido muchos errores en mi vida y hoy me arrepiento
de ellos. Y con la misma convicción con la que me arrepiento, sé que no
los voy a repetir porque he aprendido, madurado y – por sobre todo –
porque he siempre buscado ser una mejor persona.
Incluso los animales maltratados y
abandonados se vuelven agresivos, por miedo. Pero esos animales se
recuperan, y son los más fieles y cariñosos compañeros del mundo. Yo
tengo uno de esos, se llama Scooby y les comparto la foto.
¿Cuál es nuestra naturaleza?
Existe una escala de emociones que todos
nosotros podemos experimentar, aunque algunos quedan atrapados en las
emociones más negativas, y sobre ellas basan su conducta y construyen su
naturaleza.
Existen varios estudios sobre les
“frecuencias vibracionales”, e incluso en este espacio he compartido un
estudios sobre cómo afecta las emociones a nuestro organismo (http://wp.me/p43BBi-7o).
Aquí les comparto una de las tantas
formas de mostrar esa escala en la que los sentimientos y emociones
condicionan nuestra percepción, órganos y nuestras acciones.
Observado la escala, es fácil concluir
que aquellas personas dominadas por los niveles más bajos van a pensar,
decir y actuar de forma muy diferente a las que experimentan las
emociones más altas.
Es probable que todos pasemos por esa
escala en diferentes niveles de nuestra vida, en distintas edades o ante
distintas circunstancias. El problema surge cuando nos quedamos
atascados mucho tiempo en la zona naranja o roja, algo que podemos
solucionar con asistencia externa.
Volvamos de nuevo al cuento, si la
naturaleza del escorpión es tal, ¿acaso no debió manifestarse cuando
estaba tranquilo en la orilla del río, y picar a la rana antes que
conversar con ella?
¿Han visto como, cuando estamos
contentos, de vacaciones o hemos tenido un gran día, todo se ve
maravilloso? Pasa lo contrario cuando estamos en los niveles más bajos
de la escala, aunque el día sea igual.
Hay gente que cuando pierde su equipo de futbol se enoja y se vuelve agresiva, y otra en la que es simplemente una anécdota.
Todos somos ranas y escorpiones, ya que
podemos experimentar ambos extremos de la escala, pero nada está dicho, y
podemos cambiar.
Siempre podemos cambiar, y esa es nuestra responsabilidad… no le echemos la culpa a la naturaleza.
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