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lunes, 24 de febrero de 2014

Violencia y subjetividad La indiferencia como síntoma social hace que lo humano no importe para otro ser humano.

Individuos que deben gestionarse a sí mismos en un contexto de profunda vulnerabilidad
por Dr. Horacio Vommaro 

La violencia se puede entender desde lo biológico, lo psicológico, lo social y lo cultural, todos estos aspectos se desarrollan en la intersubjetividad. Es importante remarcar la intersubjetividad como denominador común de los cuatro aspectos señalados porque tiene consecuencias en el abordaje de las diferentes modalidades de violencia. Por eso desarrollaré, conjuntamente con subjetividad, someramente el monismo mente- cuerpo, lo genético y epigenético, la neuroplasticidad y las células en espejo.
Ignacio Lewkowicz (1999) utiliza el término “subjetividad socialmente instituida”. Afirma que “la subjetividad no es el contenido variable de una estructura humana invariante sino que interviene en la constitución de la estructura misma”.....
Enrique Guinsberg (2004) aludiendo a subjetividad como procesos de constitución de la experiencia refiere que: “consiste básicamente en la interrogación de los sentidos, las significaciones y los valores, éticos y morales, que produce una determinada cultura, su forma de apropiación por los individuos y la orientación que efectúan sobre sus acciones prácticas”.
Entendemos al ser humano, como un ser básicamente social desde el nacimiento y pensamos que la predisposición biológica por sí sola no explica las conductas violentas que observamos en nuestra sociedad.
Lo social no es sin sujeto, el sujeto no es sin lo social. El síntoma tiene un componente biológico, psicológico, social y cultural. Su aspecto simbólico se construye con otros y en el campo vincular.
Aquellas teorías que ponen un exagerado énfasis en el aspecto instintivo de las conductas violentas generan un innecesario pesimismo y el convencimiento de que es inútil buscar maneras de reducirla. Estas conceptualizaciones generan un círculo vicioso negativo. La naturalización de lo cruel es la vía habitual y más eficaz para producir la certeza de que es imposible cambiar nada.
Las tramas vinculares en que el sujeto está inmerso nunca son un elemento aislado, expresan la articulación de los sucesivos ámbitos institucionales y sociales. El sujeto no es sin lo social y lo social no es sin sujeto. Es un concepto integrador que  implica, en  una relación tensional, encuentro de subjetividades. La intersubjetividad es superadora de  la oposición entre lo constitucional y la cultura.  Lo constitucional (la genética) necesita de la cultura (la experiencia).  Los genes, el aparato psíquico y la experiencia colaboran estrechamente para modelar quienes somos.
Nuestras creencias, nuestros sistemas de valores, la cultura y el ambiente influyen sobre nuestra manera de actuar y comprender el mundo y sobre la organización social que tenemos. Las causas  de la violencia  se asocian a las condiciones de la sociedad misma que en estos tiempos fomenta el aislamiento, la superficialidad, el consumo y la inequidad.
La división mente / cuerpo impregnó el pensamiento occidental e influyó sobre las concepciones de enfermedad y salud. René Descartes es el iniciador de la ruptura metafísica mente / cuerpo, conceptualizando dos sustancias la res cogitans y la res extensa. Baruch Spinoza sostenía que hay un solo tipo de sustancia, no es la mente, no es el cuerpo, es la mente y el cuerpo.
El cuerpo cambia como cambiamos nosotros. Es unidad, no es ni cabeza ni pies. Es la totalidad de la persona. El cuerpo es el campo primordial donde confluyen y se condicionan todas las experiencias. El cuerpo no está ni en el espacio ni en el tiempo, sino que él es espacio y tiempo.
En la llamada década del cerebro muchos investigadores pensaron que había que buscar una anormalidad genética que diera cuenta de la causa de un trastorno psiquiátrico específico. La respuesta a este intento fue muy clara, los genes no codifican ni la enfermedad mental ni la conducta.
Lo psíquico, lo representacional, las inscripciones de las experiencias subjetivas modifican los circuitos neurofisiológicos. Un  concepto que define claramente esta articulación es el de Neuroplasticidad, que aporta el criterio de que las experiencias emocionales impactan y modifican los circuitos neurocelulares.
Las  modalidades de subjetivación que afectan la lógica colectiva conllevan a una debilitación de la esfera pública y a una debilitación de la práctica de los lazos colectivos.
La crisis  de la Modernidad trajo aparejada una  crisis de los lazos de inclusión.  Las modificaciones de las condiciones de trabajo en los últimos años generaron una sensación de incertidumbre y temor por la posibilidad de pérdida de empleo, y llevó a aceptar condiciones de trabajo muchas veces degradantes. Esta situación genera una ruptura no sólo de la ligazón externa, sino del andamiaje interno del sujeto.  Provoca un impacto emocional desorganizante que produce desamparo y desesperanza.  Se  estimula la prevalencia del “individualismo” por sobre los compromisos solidarios vinculares, lo que origina un hecho de manifiesta violencia: Pérdida de los vínculos sociales, alteración de la imagen social y resquebrajamiento de la identidad individual.
La indiferencia como síntoma social hace que lo humano no importe para otro ser humano. Individuos que deben gestionarse a sí mismos en un contexto de profunda vulnerabilidad. En la clínica de las impulsiones lo que predomina es la sensación de vacío, la violencia destructiva y autodestructiva y las modalidades operativas de la tramitación del conflicto (aparatos psíquicos de acción).

Depresión, enfermedad coronaria y ACV

 Un gran estudio (Whitehall II) con más de 10.000 pacientes seguidos durante 24 años encuentra que la depresión causa enfermedad coronaria y es consecuencia del ACV.

Eric J Brunner, Martin J Shipley, Annie R Britton, Stephen A Stansfeld, Peter U Heuschmann, Anthony G Rudd, Charles DAWolfe, Archana Singh-Manoux; and Mika Kivimaki1
Revista Europea de Cardiología Preventiva
 
Los síntomas de la depresión están causalmente relacionadas con el riesgo de enfermedad coronaria en estudio del Reino Unido Whitehall
Pero no hay un vínculo causal con el riesgo de accidente cerebrovascular.
Un informe publicado en la Revista Europea de Cardiología Preventiva proporciona una fuerte evidencia de que los síntomas del trastorno depresivo están causalmente asociados con el riesgo de enfermedad coronaria y, como tal, debe considerarse como un factor de riesgo potencialmente modificable para la aparición de las enfermedades del corazón.
Los resultados, desde el estudio Whitehall II de más de 10.000 empleados públicos en el Reino Unido, se han publicado en la Revista Europea de Cardiología Preventiva.
Los resultados de estudios anteriores sobre la asociación de la depresión con las enfermedades cardiovasculares son descritos por los investigadores como "heterogéneos", con las asociaciones que van de cero a fuerte.
Entre sus explicaciones para los resultados no concluyentes se menciona un sesgo debido a la "causalidad inversa" (por el cual la enfermedad vascular es el origen de la depresión, no la consecuencia), y la variabilidad en la precisión de los "síntomas depresivos" en los estudios anteriores.
De este modo, afirman: "Con las mediciones de exposición repetida durante un largo período de la vida adulta, la inferencia causal se vería reforzada si (a) la causalidad inversa fue excluida como una explicación de la relación entre el trastorno depresivo y los eventos vasculares, y (b) un efecto dosis-respuesta fuera evidente. "
Ambas pruebas se aplicaron en este estudio.
El estudio Whitehall II comenzó en 1985/88 cuando la salud de 10.308 funcionarios que trabajan en 20 departamentos con sede en Londres se evaluó mediante un examen clínico y un Cuestionario General de Salud de 3º items.
Las evaluaciones posteriores se realizaron cada dos o tres años, con la "exposición" a la depresión medida en seis ocasiones durante el período de estudio de 20 años. Todos los participantes fueron seguidos durante los principales eventos de cardiopatía coronaria y accidente cerebrovascular.
"Los síntomas depresivos pueden ser un signo de accidente cerebrovascular inminente, pero no están causalmente relacionados"
Los resultados en los ciclos de observación de cinco años mostraron un efecto acumulativo de los síntomas depresivos en el riesgo de enfermedad coronaria en consonancia con un aumento del efecto “dosis-respuesta”. Por lo tanto, no había ningún riesgo adicional de enfermedades cardíacas entre los que mostraron evidencia de síntomas depresivos durante una o dos de las evaluaciones en el cuestionario, pero se registró un aumento del 100% en el riesgo entre los que informaron de síntomas en las tres o cuatro de las evaluaciones.
Sin embargo, la asociación de los síntomas depresivos con ictus era sólo aparente con un seguimiento corto, lo que sugiere que esta asociación era un efecto de causalidad inversa.
"En otras palabras," dijo el investigador Dr. Eric Brunner, del Departamento de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad College de Londres, Reino Unido, "los síntomas depresivos pueden ser un signo de accidente cerebrovascular inminente, pero no están causalmente relacionados."
Además, no había pruebas durante el período de estudio completo de cualquier efecto “dosis-respuesta” con un accidente cerebrovascular. Ambos resultados, dijo el Dr. Brunner, sugieren que en el caso del  ACV los síntomas depresivos son una consecuencia de la enfermedad vascular, no su causa.
Por lo tanto, dicen los autores: "Este hallazgo proporciona evidencia que apoya una relación causal entre la depresión y las enfermedades del corazón, en contraste con los hallazgos en relación con un accidente cerebrovascular."
El Dr. Brunner añade: "Las directrices europeas de prevención se refieren a la depresión como un factor de riesgo coronario, y en nuestro estudio los episodios repetidos de síntomas depresivos representaron el 10% de todos los episodios de cardiopatía isquémica en la población estudiada.
Sin embargo, esta cifra se basa en el supuesto fuerte de un mecanismo causal directo. Independientemente de si la asociación es causal, el apoyo a las personas para recuperarse de episodios crónicos o repetitivos de depresión tiene mérito, sobre todo si el individuo es entonces más capaz de reducir el riesgo vascular, por ejemplo, dejando de fumar".
Al considerar una explicación para el diferente efecto de la depresión sobre el accidente cerebrovascular y el riesgo de cardiopatía coronaria, el Dr. Brunner propuso un posible efecto de la presión arterial.
"Los síntomas depresivos se han relacionado con la presión arterial baja," dijo, "y esta relación tiende a confundir la asociación entre la depresión y los accidentes cerebrovasculares".
La presión arterial es particularmente importante para el riesgo de accidente cerebrovascular, pero es sólo uno de varios factores de riesgo de cardiopatía coronaria.
Conclusión: Hubo evidencia de un efecto dosis-respuesta de los síntomas depresivos en el riesgo de enfermedad cardíaca coronaria.
En contraste, las asociaciones posibles de los síntomas depresivos con accidente cerebrovascular parecen surgir total o parcialmente a través una causalidad inversa.
Se afirma la relación causal entre depresión y enfermedad coronaria pero no respecto del ACV
Discusión
En este estudio, basado en la causa de la muerte y en una rigurosa determinación de los eventos coronarios no fatales y del ACV no fatal durante más de 24 años de seguimiento, la asociación de los puntos finales con la depresión adoptó dos modalidades diferentes.
La depresión se comportó como factor de riesgo de ACV solo durante cortos períodos de seguimiento. Esto sugiere una causación inversa, es decir que los síntomas depresivos son una consecuencia de la enfermedad vascular.  Esta relación se encuentra respaldada por el hecho de que quienes tuvieron un  ACV mostraron el doble de síntomas depresivos que quienes no lo padecieron.
Por otro lado la frecuencia de aparición de los síntomas depresivos  a lo largo de dos décadas mostró una relación dosis respuesta respecto de la enfermedad coronaria pero no respecto del ACV. Esto afirma la relación causal entre depresión y enfermedad coronaria pero no respecto del ACV.
La asociación entre el trastorno depresivo e incidentes derrame cerebral ya no se observó cuando se excluyeron los primeros cinco años de seguimiento. Este hallazgo sugiere que, en comparación con la asociación estable entre la depresión con la enfermedad coronaria, la asociación con el stroke puede ser particularmente producto de la causalidad inversa.
Enfermedades subclínica tales como el infarto cerebral silencioso podrían ser una explicación, ya que está asociado con la depresión y es un factor de riesgo para un posterior stroke.
"El riesgo vascular es una ifluencia importante en la salud mental de adultos mayores"
En términos más generales, la hipótesis vascular de la depresión postula que el riesgo vascular, definido de diversas formas: en el laboratorio, clínicamente, o por neuroimágenes, es una influencia importante en la salud mental entre los adultos mayores.
Una causa común a estas entidades puede ser la inflamación crónica de bajo grado, que es un factor de riesgo para la depresión, las enfermedades del corazón,  y el accidente cerebrovascular isquémico, siendo este último en nuestra cohorte la forma más común de accidente cerebrovascular.
Los mecanismos fisiopatológicos por los cuales la depresión podría ser la causa de la enfermedad coronaria pero no del ACV todavía no resulta suficientemente clara.
Una explicación plausible implica el papel de la presión arterial, un factor de riesgo muy importante para el accidente cerebrovascular pero sólo uno de varios factores de riesgo para la enfermedad coronaria. Los síntomas depresivos se han relacionado con la baja presión arterial, y esta asociación inversa tiende a confundir la asociación con el accidente cerebrovascular en un mayor grado.
Además, algunos fármacos antihipertensivos pueden precipitar la depresión o la angustia psicológica. Sin embargo, la prevalencia de la medicación antihipertensiva no se asoció con las puntuaciones GHQ-30 en el inicio de los cuatro ciclos de datos analizados.
En conclusión, hubo evidencia de una relación dosis-respuesta al efectuar la asociación prospectiva entre el desorden depresivo desorden y la enfermedad coronaria, y esta asociación no parece estar sujeta a una causalidad inversa.
En contraste, los datos nos demuestran que una asociación prospectiva entre el trastorno depresivo y el stroke no fue evidente cuando fueron excluidos los acontecimientos durante los primeros cinco años de seguimiento.
El análisis de más datos de esta cohorte adecuados para el estudio de la causalidad inversa y de los efectos de dosis-respuesta  ayudará a resolver las incertidumbres acerca de la depresión como un factor causal en las enfermedades del corazón y en el ACV.

domingo, 23 de febrero de 2014

Síndrome de hiperactividad (TDAH)

Es uno de los problemas psiquiátricos más frecuentes en los niños en edad escolar aunque también es común en la adolescencia. Entre un 5% y 6% de los niños sufren esta alteración neurológica que se caracteriza por la falta de atención, el exceso de impulsividad o actividad o alguna combinación de estos factores.

Son niños (afecta a cuatro varones por cada niña) que, literalmente, no paran quietos, que casi nunca acaban lo que empiezan, nerviosos e insensibles a los castigos. Todo ello les conduce a padecer conflictos en el colegio, con la familia y los amigos y al desarrollo de problemas de conducta.

Síntomas que lo delatan

Abandona continuamente su asiento, aunque deba permanecer en su sitio.
Corre en momentos inapropiados.
Tiene dificultad para jugar en silencio.
Con frecuencia habla excesivamente sin parar de moverse.
No logra mantener la atención en labores de larga duración.
No termina lo que empieza o le cuesta mucho hacerlo.
Dice lo que piensa aunque no sea apropiado.
No puede aplazar lo que le resulta gratificante. No espera su turno.
Tiene un mal rendimiento escolar y dificultad para llevarse bien en el colegio.
Le cuesta obedecer y suele tener conflictos con los hermanos.
Su autoestima es baja, dado que tienen la sensación de que no hacen las cosas bien. Pierde con frecuencia los juguetes, los libros o el material escolar necesario para hacer sus actividades.
Tiene problemas para organizar sus tareas.
Evita toda aquella actividad que requiere un esfuerzo mental.

Por qué se produce

Su origen se desconoce, y las investigaciones realizadas hasta ahora sugieren que no es probable encontrar una causa única del trastorno. Se considera que la unión entre factores genéticos, biológicos y ambientales es la que puede desencadenar el síndrome. De hecho, los hijos de padres hiperactivos tienen entre dos y ocho veces más riesgo que la población general de padecer también el problema. Se ha especulado además con la posibilidad de que los problemas en el embarazo (así como el consumo de tabaco, alcohol y drogas) o en el parto puedan aumentar las posibilidades de que el futuro bebé desarrolle hiperactividad, aunque aún no hay datos concluyentes al respecto.

En busca del diagnóstico

Es muy difícil dictaminar la patología en menores de siete años, dado que la impulsividad es algo normal hasta edad. Además, para constatar que un menor es hiperactivo los síntomas deben prolongarse durante más de seis meses en todos los ambientes que el infante frecuenta (colegio, casa y amigos). Un niño con TDAH que no es detectado a tiempo puede tener graves problemas tanto a nivel académico, como en sus relaciones familiares y sociales.
El diagnóstico y tratamiento precoces previenen complicaciones futuras como es el abuso de sustancias tóxicas. Entre un 40% y un 60% de los niños afectados seguirá experimentando síntomas cuando llegue a adulto.
Dado que existe una gran variedad de problemas psiquiátricos cuyos síntomas se asemejan a los del TDAH, el especialista tendrá que descartar la existencia de otros problemas como las secuelas de un traumatismo, problemas de sueño, de visión o audición. Ciertos medicamentos tienen también efectos secundarios que pueden confundirse con las manifestaciones del TDAH, como fenobarbital, así como ciertas drogas (cocaína, alcohol, marihuana, entre otras).

Cómo se trata

Con una combinación de fármacos y terapia conductual. Pese a que buena parte de los pacientes responde al tratamiento hay otros casos en los que los síntomas permanecen hasta la edad adulta. Los expertos suelen aconsejar el uso de terapia conductual para aprender a canalizar la hiperactividad hacia la productividad o convertir su distracción en creatividad. Es aconsejable que los padres también aprendan técnicas para 'corregir' a sus hijos y convivir con ellos sin desesperar.

En 'compañía' de otros trastornos

Es frecuente que el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad aparezca en combinación con otros problemas mentales infantiles. Así, por ejemplo, el TDAH 'acompaña' a los trastornos de la ansiedad en un 25% de los casos. Además, entre un 20% y un 30% de los hiperactivos padecen, también, un trastorno afectivo. Otros, problemas frecuentes son los de conducta, del sueño o los tics. Ayudar a los hiperactivos.
El primer paso para poder ayudar a un hijo afectado es que los padres tomen verdadera conciencia del problema y procuren que sus descendientes sepan qué es exactamente lo que les pasa.
Existen, además, otras 'pequeñas' ayudas que pueden ser de gran utilidad como animarle a que fije objetivos concretos y cortos, enseñarle las consecuencias de sus actos, insistir en que debe organizarse y apuntar las cosas para que no se le olviden.
También hay que apoyarle y animarle para que se quiera como es, además de evitar que se desespere cuando algo no le salga bien.

Apoyo para el colegio

El fracaso escolar es el gran lastre de los niños hiperactivos, por eso es importante buscar un lugar adecuado para que realicen sus estudios, además de dedicar tiempo a organizar las tareas diarias. Es fundamental que falte lo menos posible a clase, así como que estudie sin nada que le distraiga con facilidad (música, televisión, entre otros). El orden en la zona de estudio y tomar apuntes o hacer esquemas para memorizar una lección son herramientas de una gran utilidad.

Anorexia

La preocupación excesiva por tener un cuerpo perfecto puede llegar a convertirse en una obsesión y derivar en trastornos de la conducta alimentaria. Cuando esto sucede, los pacientes, casi todos adolescentes y jóvenes, adquieren patrones de alimentación tan peligrosos para la salud que pueden llegar, incluso, a comprometer sus vidas. La anorexia nerviosa es una de las enfermedades de este tipo más frecuentes.

El rechazo a mantener un peso corporal mínimo, el miedo intenso a engordar y la alteración significativa de la imagen corporal son las características fundamentales de este trastorno que empuja a sus víctimas a disminuir la ingesta total de calorías o a recurrir a las 'purgas' (vómitos provocados o uso de laxantes) o a la práctica excesiva de ejercicio físico.
Se estima que un 4,5% de la población sufre algún trastorno de la alimentación, la mayoría es del sexo femenino. No obstante, mientras que hay un enfermo varón por cada nueve chicas mayores de 12 años, en el tramo de los seis a los 12 años, la proporción es de cuatro niños por cada seis niñas.

Qué la desencadena

Pese a que aún se desconocen las causas últimas de la anorexia, las investigaciones sugieren que una combinación de ciertos rasgos de la personalidad, factores emocionales, así como biológicos y ambientales están detrás de este trastorno. Con frecuencia, las personas con anorexia dejan de comer bien porque piensan que así controlan su vida, o bien para revelarse contra las personas cercanas. La baja autoestima, la búsqueda de la perfección, los sentimientos de soledad, el fracaso sentimental o una historia de burlas respecto al tamaño o peso son factores que pueden precipitar la aparición de la anorexia.

Cómo se manifiesta

-Las afectadas suelen sufrir una rápida pérdida de peso a lo largo de varias semanas o meses sin una causa física que la justifique.
-Pese al adelgazamiento evidente, continúan haciendo dieta por su temor enfermizo a engordar.
-Muestran un interés desmesurado por el contenido calórico de los alimentos. Rechazan sistemáticamente todos aquellos productos con exceso de calorías y grasas.
-Manifiestan comportamientos inusuales respecto a la comida: Desmenuzan los alimentos, los apartan, los esconden en servilletas...
-Inventan excusas para no sentarse a la mesa con otros comensales y descartan las invitaciones a actos en los que haya que comer en público.
-Utilizan píldoras adelgazantes o laxantes.
-En las mujeres, los periodos menstruales pueden volverse irregulares o, incluso, desaparecer.
-Suelen aislarse y mostrar irritabilidad. También es frecuente la aparición de sentimientos de ansiedad y depresión.
-Practican ejercicio físico en exceso.
-Suelen llevar ropa holgada para 'disimular' su 'gordura imaginaria'.
-Duermen poco y procuran estar siempre activas.
-Niegan y ocultan la existencia del problema.

Otros signos

La anorexia no sólo se reconoce por la extrema delgadez de quien la sufre. Existe otra 'cara' de la enfermedad que se distingue porque las afectadas tienen:
-Piel seca y amarillenta
-Deshidratación
-Fatiga
-Desarrollo de vello corporal blanco y fino
-Uñas frágiles
-Caída del cabello

Las consecuencias de la enfermedad

Cardiovasculares. No es fácil predecir qué personas anoréxicas van a desarrollar un problema cardiaco con el tiempo, pero sí se ha podido constatar que la inanición repercute en la salud del corazón: disminuyendo el tamaño del órgano y ocasionando prolapso de la válvula mitral, hipotensión (tensión arterial baja), arritmias y bradicardia (ritmo cardiaco lento).
Osteoporosis. Se produce la pérdida de masa ósea como consecuencia de la retirada de la menstruación. Aumenta el riesgo de fracturas a largo plazo.
Inmunidad. Aumento del riesgo de sufrir enfermedades infecciosas.
Problemas gastrointestinales. Dolor, estreñimiento, flatulencia y reducción del tamaño del estómago.
A nivel hormonal. Se producen ovarios poliquísticos, acné severo, déficit de la hormona tiroidea y trastorno de la regulación en la producción de insulina.
Otras: Daños neurológicos, calambres y hormigueos e intolerancia al frío.

Diagnóstico y tratamiento

La anorexia nerviosa se agrava cuanto más tiempo pasa el afectado sin diagnóstico y tratamiento. Si sospecha que su hija o hijo la padece, acuda al médico cuanto antes. Primero descartará si la pérdida de peso obedece a una enfermedad física. En el caso contrario, el paciente será enviado a un psiquiatra quien se encargará de confirmar el diagnóstico.
El 70% de los casos se cura, un 15% de los afectados recae y el 15%, se convierte en enfermo crónico. Desgraciadamente, un 2% muere.
El tratamiento de la anorexia debe ser multidisciplinar. La normalización de la dieta y de los hábitos alimenticios son un paso terapéutico fundamental para, posteriormente, resolver los problemas físicos, psicológicos, sociales y familiares que acompaña a la enfermedad. Además de la terapia dietética, la paciente recibirá tratamiento psicológico y farmacológico. La familia juega un papel crucial en la recuperación de las afectadas.
Cuando la pérdida de peso es del 25% al 30% o si los pacientes tiene escasa motivación, trastornos psiquiátricos asociados o problemas en el entorno familiar, se suele recurrir a la hospitalización.

LENGUAJE: Trastorno de la pronunciación

Tal y como sucede con otros elementos del habla, la pronunciación de los sonidos del lenguaje es una habilidad que todo niño debe adquirir a lo largo de su desarrollo. Comenzará emitiendo los sonidos más simples hasta llegar a los más complejos.

Entre los 12 y 18 meses, con las primeras palabras, empiezan los primeros errores de pronunciación. Dirá 'mimir' en lugar de dormir. Todas estas equivocaciones se producen como consecuencia de la inmadurez de su lenguaje que tiende a simplificar los sonidos para que así sea más fácil la pronunciación. Poco a poco ésta irá mejorando así como su fluidez verbal.
Cuando este proceso no se realiza con normalidad se producen las dislalias o trastornos de la pronunciación. Suelen delatarse entre los tres y los cinco años, y se trata del trastorno del lenguaje más común en la población infantil.
Pese a que tanto los padres como los profesores suelen detectarlo con facilidad, es poco frecuente que se consulte con el especialista y se intervenga en el menor debido a que persiste la idea de que se trata de un problema que se soluciona solo con el tiempo.
La dislalia suele provocar problemas de comunicación del niño con su entorno y suele asociarse con retrasos en el desarrollo del lenguaje. En los casos más graves influye negativamente en el aprendizaje, disminuyendo el rendimiento escolar.

Por qué se produce

Se desconocen las causas últimas de este trastorno aunque sí se sabe que existen ciertas razones que intervienen en su desarrollo.
  • Deficiencias auditivas. Cuando el bebé no puede percibir con nitidez los sonidos de su entorno, también el desarrollo de sus capacidades lingüísticas se verá afectado.
  • Problemas cognitivos. Los niños con diagnóstico de deficiencia mental muestran más problemas en la adquisición del lenguaje.
  • Sistema nervioso. La posibilidad de que el retraso en la madurez cerebral puede producir problemas de lenguaje y pronunciación es una de las teorías que más relevancia tiene en la literatura científica.
  • Problemas emocionales. La privación de cariño y de relaciones sociales también puede provocar problemas de comunicación en el pequeño.
Hay casos de dislalias en los que no siempre están presentes los factores anteriormente mencionados. También pueden producirse por defectos anatómicos (dislalia orgánica), como labio leporino, defectos de la oclusión dental o frenillo, entre otros.

Tratamiento

La terapia varía dependiendo del nivel de lenguaje del menor y el grado del trastorno.
Normalmente, además de enseñarle a comunicarse mediante dibujos o sonidos, también se guía al pequeño en la adquisición de las primeras palabras y en su combinación para crear frases.
En el caso de que se trate de una dislalia orgánica se debe realizar la corrección de la malformación anatómica, y valorar posteriormente la terapia logopédica.
La evolución del pequeño dependerá de su cooperación, de la atención acústica, del coeficiente intelectual y del ambiente familiar que rodea al menor. El éxito de la terapia también radica en hacer que el menor se entretenga, en aprender jugando y en las repeticiones diarias hasta que el menor automatice los fonemas aprendidos.

ESQUIZOFRENIA


Su incidencia, similar en todos los países, es de aproximadamente el 1% de la población mundial. Es una de las enfermedades que produce mayor temor y rechazo social, derivado del recuerdo colectivo del trato denigrante y marginal que hace unos escasos 15 ó 20 años se les daba a estos enfermos.
La esquizofrenia es un trastorno complejo en el que existe una desconexión con la realidad, al menos parcial, es decir, se produce un proceso psicótico. Con frecuencia pueden aparecer trastornos caracterizados por la distorsión de la percepción (ilusiones o alucinaciones), pensamientos alterados en contenido y curso (delirios, megalomanía, enlentecimiento de pensamientos, ideas bizarras) y emociones apagadas o inadecuadas al contexto (cambios bruscos del ánimo, embotamiento afectivo, aislamiento o desconexión con lo que le rodea). En algunos casos el paciente puede llegar a creer que sus pensamientos y actos más íntimos son conocidos por los demás, que es el centro de todo lo que ocurre lo que le hace sentirse 'invadido'.
La enfermedad suele debutar con un brote durante la adolescencia o en las primeras fases de la vida adulta. Padecer la enfermedad implica una profunda modificación de la vida de la persona enferma y de sus familiares y entorno dado que es una enfermedad de curso prolongado que requiere atención continua.
No se conocen con exactitud las causas de la esquizofrenia. La predisposición genética parece ser un factor relevante. Las últimas investigaciones apuntan entre los factores ambientales alguna alteración química del cerebro, infecciones por virus, complicaciones en el parto o alteraciones en la forma y el funcionamiento del cerebro como posibles causas también.
El tratamiento farmacológico con antipsicóticos es indispensable para paliar y controlar los síntomas, aunque el tratamiento no se debe reducir exclusivamente a su empleo.
Asimismo, la psicoterapia es fundamental especialmente en el proceso de rehabilitación. Se emplean distintas técnicas como la rehabilitación neuropsicológica; terapia cognitiva para que el paciente aprenda a conocerse; terapia para el desarrollo de las habilidades sociales; entrenamiento para la vida autónoma; psicomotricidad; grupos psicoeducativos para pacientes y familiares; rehabilitación laboral; entre otras.
Gracias a ello puede llegar a llevar una vida prácticamente normal hasta la casi total recuperación. De este modo también puede darse cuenta de cuándo se acerca una crisis y comunicárselo a los familiares y terapeutas. Esta parte del tratamiento también es fundamental para evitar que el enfermo abandone la medicación, lo cual es muy importante en la evolución del paciente. En este sentido, es preciso que el paciente asuma que se encuentra bien gracias a los fármacos.

TRASTORNOS LÍMITE DE PERSONALIDAD


Los trastornos límite de personalidad constituyen un problema cada vez más frecuente en las sociedades desarrolladas. No son propiamente una enfermedad mental como puede ser la depresión, la ansiedad o la esquizofrenia.
Básicamente, se trata de personas que tienen dificultad para su control emocional y que, por tanto, desde el punto de vista conductual destacan por su inestabilidad emocional y afectiva, reacciones imprevistas y desproporcionadas, y falta de tolerancia a la frustración, entre otros. Si sumamos todo lo anterior podríamos deducir que se trata de personas que habitualmente reaccionan de forma inesperada y hasta violenta (incluso contra sí mismos) ante cualquier contrariedad o situación imprevista, y con dificultad para establecer vínculos afectivos de lealtad duraderos. En muchas ocasiones ni siquiera con sus padres.
Por lo anterior, la convivencia con ellos se puede deteriorar hasta límites insoportables incluso para los propios padres. Una vez pasado el episodio de impulsividad con frecuencia se dan cuenta de lo ocurrido y tratan de poner remedio, pero la inestabilidad emocional nuevamente les lleva una y otra vez a reacciones desproporcionadas e inesperadas. Tienen, por tanto, una baja tolerancia a situaciones de estrés y manejan muy mal las situaciones de tensión. A veces, pueden recurrir a consumo de tóxicos para poder tolerar mejor las situaciones estresantes caracterizándose también por ingestas de alcohol o drogas desproporcionadas y con total pérdida de control.
Son muchos los factores relacionados con su aparición, si bien su frecuencia está siendo cada vez mayor, atribuyéndose eso en gran medida a los nuevos modelos educativos y de desarrollo en el que se cultiva menos el autocontrol y la confrontación individual y responsable con las dificultades. En ocasiones, el excesivo sobreproteccionismo de la sociedad actual lleva a individuos adultos indefensos y con escasos recursos ante la contrariedad.
La indefensión y falta de capacidad de afrontar esas situaciones estresantes les lleva a una tensión interior muy alta que no saben manejar y que desembocan en una reacción desproporcionada, en ocasiones agresiva frente a sí mismo o el que tienen más cercano (a veces un ser querido), y con bajo control de esa impulsividad y vehiculización de la tensión generada. Tras la reacción se encuentran ante las consecuencias de sus actos, que pueden incluso generarle mayor tensión. Así, muchas reacciones supuestamente anormales y desproporcionadas (incluso agresión de género) tienen su origen en este problema.
¿Qué hacer? La intervención y tratamiento de estos casos requiere un abordaje multifacético en el que se integren un tratamiento psicoterapéutico, educativo y psicofarmacológico. Recientemente, se ha avanzado mucho en la búsqueda y hallazgo de mecanismos biológicos que actúan en los mecanismos de control emocional y que está permitiendo la aplicación de nuevos fármacos, como son algunos antipsicóticos de nueva generación. El tratamiento psicoterapéutico es habitualmente muy prolongado y en ocasiones requieren de la intervención en unidades especializadas. En España hay pocas, destacando las de Málaga y Zaragoza entre otras, especialmente por ser de las primeras en ponerse en marcha.

sábado, 22 de febrero de 2014

Andrew Solomon: Depresión: el secreto que compartimos.

 «Lo contrario de la depresión no es la felicidad, sino la vitalidad. Y fue la vitalidad lo que parecía haberme abandonado en ese momento». En una charla tan abrumadora como elocuente, el escritor Andrew Solomon nos lleva a los rincones más oscuros de la mente, en los años en que peleaba contra la depresión. Eso lo condujo a un viaje revelador por el mundo para entrevistar a otras personas con depresión. Para su sorpresa, cuanto más hablaba, más quería la gente contarle sus propias historias.

http://on.ted.com/ASolomon

jueves, 20 de febrero de 2014

Eric Clapton & Mark Knopfler - Wonderful Tonight (+lista de reproducción)

deep purple & led zeppelin & eric clapton & london shymphony orchestra -...

Desatentos e hiperactivos

Por LUCIANA AGHAZARIAN Y ALFREDO DILLON

Cada vez más chicos son diagnosticados con Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH). Los especialistas sostienen que, al encasillarlos por sus síntomas, se termina bloqueando su crecimiento. Algunas voces denuncian que se está “patologizando” la infancia.











Los síntomas de TDAH suelen aparecer antes de los siete años y, para ser tomados en cuenta, deben repetirse –por lo menos– durante seis meses y en diferentes ámbitos cotidianos.

No puede parar de moverse, molesta a los demás compañeros, no presta atención, no entiende las consignas, se distrae fácilmente. No hay maestro que no tenga un chico así en el aula. Pero en algunos casos, consulta profesional mediante, la explicación que aparece es el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad). ¿De qué se trata este trastorno y cómo se diagnostica? ¿Todos los chicos desatentos e inquietos lo tienen?
Clarín Educación entrevistó a profesionales de la salud y de la educación con distintos puntos de vista. Aunque contrapuestos en ciertos casos, todos hicieron hincapié en la importancia del rigor en el diagnóstico.   

¿Qué es el TDAH?

Muchos lo conocen como ADD, por sus siglas en inglés (Attention Deficit Disorder). El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos describe tres tipos:

*con predominio del déficit de atención
*con predominio hiperactivo-im­pulsivo
*combinado.
Estas características suelen aparecer antes de los siete años y para ser tomadas en cuenta deben repetirse, por lo menos, durante seis meses y en diferentes ámbitos cotidianos (por ejemplo, en el aula, pero también en casa).

Algunos rasgos frecuentes: el niño no puede mantenerse sentado, hace intervenciones desubicadas, pierde sus útiles, es desorganizado, le hablan y parece que no escucha. Son situaciones que se pueden observar en el colegio y que ponen en alerta al maestro. "Se olvida de lo que tiene que hacer", "No puede trabajar solo", "Deja incompletas las tareas", son las señales que detectan los docentes.

La psicopedagoga de la Fundación TDAH Graciela Bartomeo explica que "las causas son de orden genético hereditario. Es un trastorno neurobiológico, pero las cuestiones sociales pueden influir
en la gravedad de los síntomas". Y agrega: "No es un trastorno de aprendizaje en sí mismo, aunque suele convivir con alguno de ellos. Quien hace el diagnóstico debe ser un profesional especialmente preparado, y en función del mismo podrá determinar si es un TDAH puro o comórbido (coexistente) con otro trastorno o enfermedad".
Rigor en el diagnóstico

Como en algunos casos ­--sobre todo cuando el trastorno incluye hiperactividad­-- el tratamiento requiere medicación, es fundamental que el diagnóstico sea lo más certero posible. Según Bartomeo, si el maestro detecta un caso debe informarlo de inmediato: "El docente puede notar diferencias en las conductas de alguno de sus alumnos; lo que debe hacer es derivarlo al gabinete escolar o sugerir a los padres una consulta con su pediatra o profesional. Lo que no puede es sugerir que el niño padece un determinado cuadro, porque no es su área de competencia".

El psiquiatra José María Moyano Walker, presidente del Centro de Estudios sobre Déficit Atencional Infantil (Cedai), señala que "es clave un trabajo interdisciplinario entre psicopedagogos y docentes" y resalta que no alcanza con las observaciones de padres y maestros para arribar a un diagnóstico concluyente.

Mabel Ruiz, neuropediatra del Hospital del Niño de San Justo, amplía: "La experiencia me indica que los niños que reciben un buen tratamiento cognitivo-conductual (es decir, orientado a la autorregulación de la conducta), más un apoyo con medicación al principio, evolucionan bien". Por su parte, Mónica Ojeda, que es licenciada en Fonoaudiología con orientación neurolingüística y trabaja con niños que padecen TDAH, afirma: "He visto tratamientos que sólo han sido con un psicopedagogo o psicólogo, y funcionaron bárbaro porque el niño tenía una desatención importante, pero poca hiperactividad".

En los casos más graves, las drogas utilizadas para el tratamiento son el metilfenidato (Ritalina) o la atomoxetina (Strattera). Como pueden tener efectos adversos (por ejemplo, generar adicción), las fuentes consultadas concuerdan en que "la medicación debe ser la última opción".


//Mónica Ojeda es fonoaudióloga, y señala que el TDAH afecta las habilidades de lectura y escritura de los chicos.//

Otro punto de vista

En la vereda de enfrente, otros especialistas denuncian la "medicalización de la infancia" y algu- nos descreen de la existencia del TDAH. Argumentan que lo que genera este desequilibrio es un desfasaje entre el contexto sociocultural que sobreestimula a los niños y una escuela desactualizada, anclada en estímulos casi netamente verbales.

"Para mí, el TDAH no existe", dispara la psicoanalista Beatriz Janín, presidenta del IV Simposio Internacional sobre Patologización de la Infancia, que se realizará del 6 al 8 de junio en Buenos Aires. "Los padres tienen miedo de que sus hijos no puedan insertarse bien ­--continúa­--, entonces la medicalización responde a esta necesidad de homogeneizar". En diálogo con Clarín Educación, Janín menciona la aceleración de los tiempos de aprendizaje: "Ahora un niño tiene que llegar a primer grado sabiendo leer y escribir. Los chicos hoy están muy presionados; está el temor permanente de quedar afuera. Pero un chico angustiado no dice `estoy angustiado’, se mueve: entonces aparece la hiperactividad".

La licenciada en Educación y Psicopedagogía Gabriela Dueñas sostiene: "A veces no es un problema severo sino que tiene que ver con el desacople entre las infancias de hoy y las escuelas que permanecen con un formato del siglo XIX: 40 u 80 minutos prestándole atención a una persona parada adelante. Esto que les estamos pidiendo a los chicos de hoy es lo mismo que les pedían a nuestros tatarabuelos, con la diferencia de que estos chicos son niños criados con el estilo zapping, son nativos digitales".

La posibilidad de que el TDAH esté sobrediagnosticado obliga a pensar muy bien antes de medicar a un chico. Pero el peligro de lastimarse que corren los pequeños más inquietos parece marcar el límite: "El cuadro está definido, por lo tanto existe. Lo que sucede es que se ha sobrediagnosticado; algunos sólo tenían problemas emocionales y fueron medicados. Pero esto no significa que no existan chicos que deban ser medicados: son niños que, por inquietos o curiosos, quizá se trepan a un armario y no hacen caso frente al llamado de atención del maestro. No se dan cuenta de que se pueden caer y lastimar", apunta Mónica Ojeda.


//Gabriela Dueñas es miembro de Forum ADD, una de las organizaciones que denuncian que el sobrediagnóstico de TDAH deriva en la “medicalización”.//

El rol del docente
Por eso, para mantener el control en el aula, muchas veces el docente no puede solo. Los especialistas sugieren sentar a los chicos en las primeras filas para poder tenerlos más cerca, aunque reconocen que con eso no alcanza. Maximiliano Cruz, profesor de educación especial, señala que lo mejor es mandar a estos chicos a escuelas comunes, pero que garanticen un apoyo al docente a través de un maestro especial o un acompañante terapéutico.

Además, es indispensable el apoyo del gabinete psicopedagógico, los profesionales especializados y los padres para trabajar en conjunto. Cruz asegura que, más allá del diagnóstico, lo fundamental es que todas las áreas trabajen en equipo y extraer siempre las cualidades positivas del niño en cuestión.

"Generalmente ­--describe­-- en los informes se pone todo lo que el chico no puede: no presta atención, no se queda quieto. Pero nunca te van a decir lo que puede. Hay que tratar de hacer el informe desde lo positivo: `Fulanito puede lograr tal cosa, hasta acá’ en vez de `no puede llegar hasta acá’", sostiene este docente, que trabaja desde hace 14 años con jóvenes con discapacidades mentales severas y niños con otras patologías, entre ellas el TDAH. "Hay que extraer las cosas positivas para potenciarlas. Si los encasillamos en el diagnóstico no vamos a salir nunca de ahí", afirma.

Para Cruz, generar feedback con el niño, ponerse en su lugar para lograr un intercambio y trabajar desde ahí es el inicio clave. El tratamiento cognitivo-conductual es el método clásico que recomiendan otros especialistas, acompañado de la medicación sólo cuando fuese necesaria. Por último, desde una mirada más subjetivista, los "anti TDAH" apuestan al diálogo con el chico. En todos los casos, la visión dogmática queda descartada: la interdisciplinariedad y el trabajo en equipo con la escuela y los padres parecen ser la llave para un diagnóstico y tratamiento certero.

//Para Maximiliano Cruz, es fundamental la capacitación de los maestros: “Habría que preparar para esto a los docentes de las escuelas comunes”.//


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CONSEJOS PARA PADRES

1 Consultar en primer lugar al psicopedagogo, el psi­cólogo o el pediatra. Ni la escuela ni el docente pueden diagnosticar.
2 Organizarle una agenda estructurada y ordenada de actividades. Sin ser demasiado rígidos, fijar hora­rios de comida, sueño, etcétera.
3 Valorar sus esfuerzos; reco­nocerlos cuando hacen bien la tarea o se sacan una buena nota en el colegio. Ver lo positivo.
4 Mandarlo a una escuela común, pero con docentes y autoridades que conozcan el trastorno, y que esté abierta a la interacción con profesionales externos.
5 Si tiene una atención de diez minutos, aprovechar y en ese tiempo hacer algo juntos. Porque el chico se frustra al no poder terminar nunca una tarea.
6 Alrededor del 50% de los niños que padecen TDAH tienen otro trastorno en comorbilidad (asociado). Por eso, es clave un diagnóstico preciso.
7 Los deportes suelen ser mucho más beneficio­sos que pasar una tarde mirando TV. Ayudan a comba­tir las dificultades sociales que pueden sufrir estos chicos.
8 Optimizar el entorno para trabajar en casa, despe­jarlo de distractores como la TV, los videojuegos o música.


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ESTRATEGIAS PARA EL AULA

1. Variar las tareas, alternarlas y dividirlas
Una tarea que llevaría 30 minutos se puede subdivi­dir en tres bloques de 10 minutos, con descansos en el medio. Conviene alternar las tareas interesantes con las que no son tan atractivas. Cuando el estu­diante cumple con la meta, es importante recom­pensarlo y ayudarlo a valorar su propio esfuerzo.
2. Cuidar la ubicación en el aula
Una manera de ayudar a un chico con TDAH es sentarlo en la primera fila, para que esté más cerca del docente. También es clave la elección de compañeros de banco que sean tranquilos.
3. Adecuar las propuestas para evitar la frustración
Maximiliano Cruz explica: “Si le propongo al grupo una actividad de Matemática, al chico con TDAH tengo que darle una actividad adaptada. Por ejem­plo: al grupo le doy suma y resta con dificultad, pero al chico con TDAH le doy sin dificultad. Entonces todos hacen suma y resta, pero no al mismo nivel”.
4. No encasillar: que el diagnóstico no sea etiqueta
Hacer hincapié no sólo en lo que el chico “no puede” hacer, sino también en lo que sí puede. Apostar a generar un vínculo con él, que se sienta reconocido. Mantener contacto visual frecuente durante la clase puede ser una estrategia útil. Los premios y el alien­to son mucho más eficaces que los castigos y retos.
5. Un rol especial
Una manera de hacer que el chico se sienta importante es tenerlo como “secretario”, ofrecerle un rol diferenciado. El desafío es asignar­le tareas que pueda cumplir.
6. Adaptar el espacio y la organización de rutinas
Se pueden confeccionar listados de “reglas básicas” de conducta que estén en lugares visibles para el niño. Conviene controlar la cantidad de elementos “distractores” y, si es necesario, repetir varias veces las consignas. Es importante cumplir los hora­rios de manera previsible, evitar alterar las rutinas.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Sólo la mitad de los padres acompaña a sus hijos en la lectura

  Alfredo Dillon
Lo revela una encuesta realizada en todo el país. Casi todos reconocen los beneficios de la lectura, pero prefieren hacer otras actividades con los chicos.











En la librería. Una madre elige libros para su hija, ayer, en la librería de un shopping porteño. El 15% de lo que se edita son libros infantiles./
La cama puede ser la mejor escuela para la imaginación. Cada noche, antes de dormir, es una oportunidad para alimentar la creatividad y la fantasía de los chicos, y acompañarlos en el viaje que cada libro representa. Una gran ocasión, que se repite día a día pero suele desaprovecharse: según un estudio reciente de TNS Gallup, con la participación de la Fundación Leer, la mitad de los padres en Argentina reconoce que el hábito de leer junto con los hijos es poco frecuente. Paradójicamente, la gran mayoría admite que la lectura favorece el aprendizaje, mejora el vocabulario y la gramática.
Los datos surgen de entrevistas a más de 1.200 personas de todos los niveles socioeconómicos del país. El trabajo fue encargado por Mc Donald’s en el marco de una campaña de promoción de la lectura, que distribuirá 2 millones de libros infantiles. El 96% de la gente reconoció la importancia de leer desde temprano, el 95% coincidió en que estimula la imaginación y el 86% cree que fortalece la relación padres-hijos.
Sin embargo, son pocos los que se sientan a leer con sus hijos: sólo la mitad (49%) respondió que lo hace con alguna frecuencia. Apenas el 9% declaró leer con sus hijos todos los días, 2 de cada 10 dijeron hacerlo varias veces por semana, y la misma proporción (20%) lo hace al menos una vez por semana.
Los datos invitan a revisar la vieja letanía de que “los chicos no leen”: según los expertos, la premisa para sembrar el hábito de la lectura es que los adultos den el ejemplo. Y ese ejemplo empieza por casa. “Podemos preguntarnos, desde nuestro lugar de adultos, de qué modo acercamos a los chicos a la lectura, cómo se las presentamos, qué ejemplo les damos. Es esencial preguntarnos de qué manera influye en los chicos y adolescentes la relación que los adultos establecen con la lectura y a su vez con las nuevas tecnologías”, sostiene Rebeca Anijovich, profesora de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés.
La reflexión apunta a un factor crucial: la omnipresencia de las pantallas, que suelen competir con los libros. La mayoría de los entrevistados admitió que prefiere hacer otras actividades con sus hijos, como jugar con la computadora, tablet o Playstation, o mirar televisión (24%). También mencionaron la falta de interés en la lectura (14%), la falta de tiempo (12%) y el aburrimiento (8%) como barreras para instalar este hábito en los chicos.
“La lectura en pantalla y la lectura en libros no son excluyentes sino que proponen diferentes maneras de leer. Por eso es importante que los padres –y también la escuela– ofrezcan situaciones que inviten a leer en ambas escenas y también a crear puentes entre estas”, explica a Clarín Andrea Brito, especialista en lectura y educación de Flacso. Y ejemplifica: “En el caso de la literatura, leer en un libro un cuento clásico y buscar su versión multimedial en la web, o bucear y leer variadas historias en ambos soportes, son caminos posibles”.
Anijovich coincide: “El libro en papel como único formato ya no es el principal protagonista de las lecturas de los chicos. Tenemos que observar y analizar lo que ocurre detrás de las pantallas: los hipertextos, las imágenes, las producciones multimedia y otras fuentes de consumo y uso de los más jóvenes”. Aprovechar la tablet o la computadora para compartir una narración aparecen ahora como opciones que combinan los nuevos dispositivos con la vieja –pero vital– práctica de leer.
Los chicos aprenden a leer leyendo, y esa costumbre los transforma: “Si uno ha leído 50 libros, el libro número 51 lo lee de otra manera. Eso va a dar resultados a lo largo del tiempo. Y esos resultados se pueden ver en muchos lugares: se van a ver en la clase de Lengua, en el uso de la biblioteca en la escuela y en el uso de la palabra oral y escrita de ese chico en los distintos espacios de su vida”, sostiene María Teresa Andruetto, autora de varios libros de literatura infantil.
Los resultados de la última prueba internacional PISA confirman que un chico que lee con sus padres logra un mejor desempeño en la escuela. Según el informe PISA, los estudiantes de 15 años cuyos padres leyeron libros con ellos durante su primer año de primaria tienen puntuaciones “significativamente más elevadas” que el resto. Y agrega: “La ventaja en el rendimiento entre los estudiantes cuyos padres les leen en sus primeros años de escolaridad es evidente, independientemente de los antecedentes socioeconómicos”.
De todos modos, el impacto de un libro –sea en formato impreso o digital– trasciende ampliamente los aprendizajes escolares. “También me parece que se puede ver en la autestima de los chicos –añade Andruetto–. Un chico acostumbrado al tránsito por los libros se siente más seguro de sí, de la palabra que usa y de la relación con los otros. Leer es también un acto de arrojo, es como abrirse al mundo y sentirse en libertad de desechar materiales. Es ir buscando las palabras de otro para encontrarse a uno mismo. Porque lo que uno hace cuando lee no es entender al que escribió, sino entenderse un poquito más a uno mismo y al mundo en que uno vive”.

Los poderes del placebo o la medicina de nuestra mente

Los estudios acerca del tema se han aumentado en la última década y han comenzado ha vislumbrar su poderoso efecto para el tratamiento de enfermedades como el Parkinson, sin embargo, aún se desconocen los mecanismos por los que trabaja
Los placebos vienen en distintas formas y tamaños, pero no contienen ingredientes activos. Foto: BBC Mundo
 
Existen píldoras milagrosas que en realidad no deberían hacer nada. Los placebos vienen en distintas formas y tamaños, pero no contienen ingredientes activos. Y aun así, misteriosamente, con frecuencia parecieran tener algún efecto.
En las últimas décadas se ha investigado mucho sobre el funcionamiento y lo que pueden hacer estas pastillas.
Sabemos que en situaciones adecuadas, pueden ser muy efectivas para aliviar el dolor o la depresión.
Pero el último estudio sugiere que incluso podría ayudar a mejorar síntomas de un trastorno neurológico más complicado, tal y como Paul Pattison descubrió.

Necesidad de medicación

Paul Pattison, con Parkinson, no podía creer el efecto que el placebo tuvo en su cuerpo. Foto: BBC Mundo
De muchas maneras, Paul es como cualquier otra persona a quien le gusta la naturaleza.
Pasa buena parte de su tiempo libre haciendo paseos en bicicleta por las colinas de las afueras de Vancouver, Canadá, donde vive. Y cada día, pasea a su perro por el bosque de pinos, que empieza donde termina su jardín.
Pero hay una gran diferencia entre Paul y el aficionado al aire libre promedio. Ya sea caminando o en bicicleta, necesita su medicación, pues tiene la enfermedad de Parkinson.
Sin sus medicinas, incluso caminar puede significar un gran esfuerzo.
El Parkinson está causado por la inhabilidad del cerebro de liberar suficiente dopamina, un neurotransmisor que afecta nuestro estado de ánimo, pero también es esencial para la regulación del movimiento.
Afortunadamente para Paul, su medicación le ofrece la dopamina que necesita para mantener sus síntomas bajo control.
Dado todo lo que sabemos sobre la enfermedad, es difícil imaginar que un placebo pueda hacer algo para ayudar a alguien con Parkinson.
Y eso es lo que hace más notable el experimento del profesor Jon Stoessl, director del Centro de Investigación Pacific Parkinson de la Universidad de British Columbia, en Vancouver.
Hace unos años, Paul participó en una prueba que dirigía Stoessl. Uno de los requerimientos era dejar la medicación. Cuando acudió al hospital, tenía los síntomas a flor de piel.
"Allí fue cuando me dieron esta cápsula, y dejaron pasar media hora... el tiempo normal que se necesita para que la medicina empiece a actuar. Y ¡bum!", cuenta Paul.
"Yo pensaba que se trataba de (una medicina) muy buena. Mi cuerpo se erigió, mis hombros se fueron hacia atrás. No había manera de que pudiera estar así sin mi medicación".
Excepto que a Paul no le habían dado un fármaco. Le dieron placebo.

Placebo como estimulante

"Estaba sorprendido. Cuando me tomo mi medicina, siento cambios físicos, ¿cómo algo sin nada puede crear las mismas sensaciones?", se preguntó el paciente.
El profesor Stoessl ha realizado numerosos experimentos con decenas de pacientes, y no hay duda de que el placebo algunas veces puede aliviar los síntomas de Parkinson.
"En el Parkinson, como en muchos otros trastornos, existe una respuesta al placebo importante que se puede medir con resultados clínicos".

Lo que descubrimos es que en alguien con Parkinson, el placebo puede liberar tanta dopamina como anfetamina o velocidad puede hacerlo alguien con un sistema sano de dopamina. Así que se trata de una respuesta importante
Lo nuevo sobre el trabajo de Stoessl es que, al escanear el cerebro de las personas con Parkinson cuando experimentan un efecto placebo, ha podido tener indicios de cómo una pastilla sin ningún ingrediente activo puede tener algún efecto en los pacientes.
El experto ha descubierto que cuando alguien como Paul responde bien al placebo, no sólo se trata de que esté llevando mejor los síntomas, o que de alguna forma esté luchando con ellos. Más bien se trata del placebo, que actúa como disparador para la liberación de dopamina en su cerebro.
Y no se trata de una pequeña cantidad de dopamina.
"Lo que descubrimos es que en alguien con Parkinson, el placebo puede liberar tanta dopamina como anfetamina o velocidad puede hacerlo alguien con un sistema sano de dopamina. Así que se trata de una respuesta importante", señala el especialista.

La morfina del cerebro

Cada vez hay evidencias más fuertes de que el placebo puede activar la habilidad natural del cerebro de producir las sustancias químicas que necesitamos. Foto: BBC Mundo
Esa respuesta dramática sólo pareciera durar muy poco tiempo. Después de todo, el placebo no es una cura milagrosa.
E incluso si lo fuera, difícilmente los doctores podrían empezar a mentir a sus pacientes y remplazar los medicamentos reales con placebo.
Tampoco está claro cuánto placebo exactamente se necesita para estimular al cerebro a producir más dopamina, tomando en cuenta que el Parkinson está causado por la aparente inhabilidad del cerebro de producir suficiente.
Pero lo que ciertamente está claro es que la dopamina no viene de la píldora de placebo, pues allí no hay nada. La dopamina viene de nuestro cerebro.
Cada vez hay evidencias más fuertes de que el placebo puede activar la habilidad natural del cerebro de producir las sustancias químicas que necesitamos.
El profesor Tor Wager en la Universidad de Colorado es un neurocientífico que estudia lo que ocurre en el cerebro cuando las personas reciben un placebo y piensan que es analgésico.
"Cuando le recetamos a la gente un tratamiento con placebo, lo que vemos es una liberación de opioides endógenos, que es la morfina del cerebro. Lo que ello significa es que el efecto placebo está aprovechando el mismo circuito de control de dolor que un medicamento opiáceo como la morfina".

Investigación "en pañales"

Pareciera que la pastilla de placebo puede hacer cosas diferentes, dependiendo de lo que esperas que haga.
Puede estimular potencialmente la liberación de dopamina, si crees que es un medicamento de aumento de dopamina, como el que se necesita para el Parkinson; o puede aliviar el dolor, si piensas que es un analgésico.
En muchas formas nuestro cerebro es una farmacia natural, de una u otra forma constantemente suministra dosis de sustancias químicas: para detener el dolor, o para sentirlo; para darnos energías o para calmarnos.
Y pareciera que es esta farmacia interna la que puede estimular el placebo.

Los medicamentos funcionan porque tenemos receptores de los fármacos, y ello significa que hay algún tipo de sustancias químicas endógenas que nuestro cerebro produce y que actúa en esos receptores. Los receptores evolucionan para responder a esas sustancias químicas naturales
De hecho, los fármacos que compramos en una farmacia real con frecuencia imitan los químicos que produce nuestro cerebro.
Como lo expone el profesor Wager, "el efecto placebo abre los grifos de nuestra farmacia natural".
"Los medicamentos funcionan porque tenemos receptores de los fármacos, y ello significa que hay algún tipo de sustancias químicas endógenas que nuestro cerebro produce y que actúa en esos receptores. Los receptores evolucionan para responder a esas sustancias químicas naturales".
No obstante, la investigación sobre el poder del placebo está todavía en pañales.
Es mucho lo que no sabemos. ¿Cuáles son exactamente los mecanismos por los que trabaja? ¿Por qué los placebos funcionan en unas personas y no en otras?
Pero el área de estudio de placebo ha aumentado en la última década, y la evidencia se inclina en que el efecto placebo puede ser algo poderoso.
Y mientras más lo entendamos, mayores serán nuestras oportunidades de aprovechar su efecto, y sacar lo mejor de la medicina que hay en nuestra mente.

martes, 18 de febrero de 2014

¿Cómo actuar ante un intento de suicidio?

  • Una persona intenta poner fin a su vida cada tres segundos, según la OMS

  • En España, se registran al año cerca de 3.500 casos de suicidio

  • Una guía de prevención ofrece ayuda para conocer los síntomas

Los servicios de emergencias sacan en una camilla a un joven que ha...
Los servicios de emergencias sacan en una camilla a un joven que ha intentado suicidarse. CONCHITINA
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo, cada 40 segundos ocurre un suicidio y cada tres una persona intenta morir. En la actualidad, es la primera causa de muerte violenta, por delante incluso de los homicidios y los conflictos bélicos.
En España, al año, se registran cerca de 3.500 casos y se estima que en el 90% de ellos la persona presentaba algún trastorno mental. Además, es la segunda causa de muerte (no natural) entre jóvenes de 15 a 25 años, y la sexta de niños entre cinco y 14 años. Pero aún hay más, y es que en 2008 los casos superaron por primera vez al número de fallecidos por muertes de tráfico, según un informe recogido por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el años 2010.
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Esta es una problemática que alarma cada vez más a los especialistas, pero en que, sin embargo, coloca a España por debajo de la media europea y concretamente, a la Comunidad de Madrid por debajo de la media nacional.
Para prevenir y frenar los casos, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid ha editado Guía de autoayuda. Prevención del suicidio ¿Qué puedo hacer, (Guía en pdf ) que da información veraz y objetiva sobre la conducta suicida. Un documento que ha sido impulsado por la Oficina regional de la Coordinación de Salud Mental del Servicio Madrileño de Salud y presentado en el Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid.
La guía tiene como objetivo quitar el miedo al paciente, desmitificar todo cuanto ocurre alrededor de esta problemática y, sobre todo, decirles tanto a pacientes como a sus familiares que "no están solos" y que "pierdan la vergüenza" a reconocer estos intentos.
"Hay acciones preventivas que son muy eficaces, por lo que es muy importante llevarlas a cabo, ya que es un problema que produce gran sufrimiento en las personas y en sus familias, por lo que nuestro objetivo como profesionales es implantar acciones preventivas que vayan disminuyendo estas cifras", asegura a EL MUNDO una de las revisoras de este documento, la psiquiatra Mercedes Navío Acosta, coordinadora asistencial de la Oficina Regional de Salud Mental de la Dirección General de Hospitales.
Por su parte, el director general de Atención al Paciente, Julio Zarco, ha insistido durante la presentación en la importancia de que "todo el mundo esté sensibilizado con los síntomas de alarmas, que los conozca y que puedan detectarlos fácilmente".
De este modo, la 'Guía de Autoayuda' se suma a la ya editada 'Guía de Prevención del Suicidio para Familiares' por la Consejería de Sanidad, y a otras acciones que se están desarrollando para la prevención de esta conducta. Incluyendo los programas específicos de intervención que tanto el Hospital Universitario 12 de Octubre, como la Fundación Jiménez Díaz, ambos en Madrid, han instaurado y que han conseguido disminuir la tasa de repeticiones de tentativas.
En la Comunidad de Madrid está implantado, desde los últimos dos años, el código ARSUIC de Atención al Riego Suicida, "que garantiza cita ambulatoria a cualquier persona que tiene riesgo suicida, que ha hecho un intento y que no es subsidiario de ingreso, sea atendido en un plazo no mayor a una semana, tras ser evaluada por los Servicios de Urgencia", explica Navío. No es el único programa de este tipo en el país. Existen dos unidades especializadas en evitar recaídas tras un suicidio, una en Galicia, en concreto en el Complejo Hospitalario Universitario de Ourense (CHOU), y otra en Cataluña, ubicada en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y en el Centro de Salud Mental Detra del Exaimple.

Silencio y estigma

El problema, según los expertos, es que sigue habiendo silencio y estigma generalmente a la enfermedad mental y muy concretamente en el suicidio. Por eso es muy importante que la persona que se le pase esa idea por la cabeza, lo comunique y que pida ayuda. "Hay alternativas, hay cosas que hacer, los problemas que parecen irresolubles y eternos, luego se resuelven. Es muy importante desbloquear lo que los especialistas llamamos la visión en túnel, la persona que entra en la lógica suicida no ve más salida que él, por lo que hay que abrirle el horizonte, hacerle ver que no está solo, que hay caminos", sostiene Navío Acosta.
También es importante, añade esta especialista, que la persona entienda que esos pensamientos en algún momento determinado de la vida, pueden ser frecuentes y que por ello, no significa, en absoluto, "que vaya a enloquecer o vaya a perder el control de manera irreversible", aclara. Esos, precisamente, son los miedos de las personas que tienen estos pensamientos. "Hay que atreverse a decir, a pedir ayuda", insiste.
Sin duda, hay que romper el estigma y el miedo. Incluso, hace muchos años, comenta Navío, ese estigma también habitaba entre los propios médicos ("hace años afortunadamente", matiza) porque se tenía la sensación de que al hablar, de algún modo, se iba a inducir al suicidio. Pero no, lo importante es hablarlo, comunicarlo: "Si una persona tiene un pensamiento de este tipo que lo cuente a su familia, a su médico de cabecera, que hable, que lo exprese, porque hay soluciones para todo", concluye.

El efecto de químicos industriales sobre el desarrollo cerebral infantil

  • Expertos advierten del riesgo de algunas sustancias en el desarrollo neurológico

  • El plomo, el metilmercurio, el arsénico, los bifenilos policlorados o el tolueno generan daños

  • Señalan que el problema es la presunción de que los nuevos químicos son seguros

Aguas contaminadas del río Ródano por un vertido de bifenilos...
Aguas contaminadas del río Ródano por un vertido de bifenilos policlorados. QUIQUE GARCÍA EL MUNDO
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No es un estudio, sino una revisión de estudios, pero la conclusión de un artículo publicado hoy en The Lancet hace pensar en un futuro devastador en el que embarazadas y niños bien podrían plantearse vivir en refugios hasta que sus retoños estuvieran muy crecidos. La razón: estamos rodeados de químicos industriales que ponen en peligro el desarrollo neurológico de los niños, desde que estos se están gestando en el útero.
Los autores, de las universidades de Southern Denmark, Harvard y del Hospital Mount Sinai, confirman en primer lugar lo que una revisión sistemática publicada por ellos mismos en 2006 en la misma revista decía, que existen cinco químicos industriales que pueden ser sin duda clasificados como neurotóxicos durante el desarrollo del cerebro: el plomo, el metilmercurio, el arsénico, los bifenilos policlorados y el tolueno. Se trata de sustancias que no son difíciles de encontrar, que pueden estar presentes en el agua e incluso, advierten, en los juguetes de los niños.
A ellas se suman, en el trabajo publicado ahora, varias más, por lo que el escenario que pintan los autores es el de un mundo químico en el que los niños no están a salvo. Y por ello, escriben y piden que las autoridades hagan algo.
Para los autores hay un problema de base y es que reconocer los riesgos de los químicos industriales para el desarrollo del cerebro ha necesitado históricamente décadas de investigación y escrutinio, como ha sucedido con el plomo y el metilmercurio, ya reconocidos como tales. Y esto no puede seguir sucediendo. Ni con los centenares de químicos que están incorporados a las industrias, agriculturas y otras actividades de la vida diaria ni, sobre todo, con los de nueva incorporación.
Como reconoce Alberto Marcos Dolado, coordinador del Grupo de Estudio de Neurología del Trabajo de la Sociedad Española de Neurología, hay una frase del trabajo especialmente reseñable y es en la que los autores sostienen que el problema fundamental es la presunción de que los nuevos químicos y las nuevas tecnologías "son seguras hasta que no se demuestre lo contrario". Sin embargo, añaden, existen muchísimos ejemplos de sustancias que han causado mucho daños y que se introdujeron en el mercado porque implicaban ciertos beneficios sociales o industriales, como el asbestos o la talidomida, entre otros.
Para Marcos Dolado, ese concepto tiene que cambiar. Y así interpreta este neurólogo del Hospital Clínico San Carlos el trabajo: como un aviso a las autoridades, un llamamiento para que investiguen más la exposición a estas sustancias, aunque reconoce que es fácil que el mensaje de Philippe Grandjean y sus colaboradores suene alarmista.

Un problema global

El propio Grandjean lo confirma a EL MUNDO: "Sé que suena escalofriante, pero tenemos maneras de hacer algo al respecto. En primer lugar, debemos estar de acuerdo en que el cerebro de las siguientes generaciones debe ser protegidas lo mejor que podamos. Ya tenemos métodos para determinar si una sustancia química puede dañar el cerebro y lo que tenemos que hacer es usarlos y actuar según la información que obtengamos. Si no lo hacemos, creo que esta generación venidera tendrá un buen motivo para no perdonarnos".
Marco Dolado reconoce que el trabajo está muy bien hecho, pero apunta también a que hay que ser cauto a la hora de atribuir solo a causas ambientales el aumento de problemas neurológicos infantiles, como la dislexia, el autismo o el trastorno de déficit de atención por hiperactividad. El experto apunta a que los propios autores reconocen que hay causas genéticas involucradas. Eso sí, citan numerosos estudios en que el nexo entre exposición y problemas de desarrollo es indiscutible. Entre ellos, uno chino que liga la exposición de agua contaminada con fluorido a un descenso de siete puntos en el cociente intelectual de un grupo de niños y otro francés, que liga la exposición a solventes muy usados en trabajos comunes, como peluquería o enfermería a problemas de comportamiento a los dos años de edad. "Aunque la contaminación con plomo y muchos pesticidas es mucho peor en los países en vías de desarrollo, se trata de un problema global", señala Grandjean.
El portavoz de la SEN cree que sería bueno que, "aunque a nivel científico hay que ser precavido, sería bueno que este estudio fomentara la realización de estudios sobre exposición a químicos ambientales y su efecto en el desarrollo del cerebro. "Estudios más fiables, que se vigilaran las industrias y, sobre todo, que no se incorporaran nuevos químicos hasta que se supiera que son seguros", resume el neurólogo.

Medidas a tomar

Pero, ¿qué se puede hacer frente a esta situación? En el artículo, los autores llaman a un plan de acción basado en tres pilares. El primero sería hacer obligatoriamente pruebas de todos los químicos industriales y pesticidas en el mercado, para garantizar su neuroseguridad. El segundo, obligar también por ley a probar cualquier sustancia nueva antes de que entre en el mercado y, por último, piden que se cree un nuevo organismo para estudiar esta neurotoxicidad, algo similar a la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer de la OMS.
Preguntado por este diario, Grandjean apunta a otras medidas que se pueden tomar mientras se esperan estos grandes cambios: "Los padres pueden ir haciendo cosas por su cuenta, como comer fruta orgánica, consumir marisco que esté en la parte de debajo de la cadena alimenticia en lugar de atún, evitar usar e sprays de pinturas y pesticidas en el jardín..."
Por su parte, Marcos Dolado cree que son las madres expuestas a químicos en sus entornos de trabajo las que más cuidado han de tener. Pero, reflexiona, también se puede empezar por evitar sustancias igual de tóxicas y muchos más visibles, como el tabaco, algo que aún no se hace.

Dick Swaab 'La orientación sexual se determina en el útero'

http://www.elmundo.es/salud/2014/02/12/52fa7ad5e2704edb698b4588.html

Esta semana, en una pequeña tertulia en la residencia del embajador de Holanda en España, el neurólogo Dick Swaab (Ámsterdam, 1944) mostraba una foto de sus hijos cuando eran pequeños: la niña entretenida con unas muñecas y el chico con un coche. A continuación, mostró la misma escena pero protagonizada por dos monos, hembra y macho. Las preferencias de unos y otras por unos juguetes y no otros, explicó, no tienen nada que ver con el ambiente o la educación recibida de los padres, sino con las preferencias del cerebro femenino por los rostros (las muñecas) y por los objetos en movimiento (los coches) en el caso del cerebro masculino.
Swaab ha visitado esta semana Madrid invitado a los 'Diálogos por la Ciencia' que organiza la Obra Social La Caixa para presentar su best seller Somos nuestro cerebro (Plataforma actual), un libro que lleva vendidos más de 400.000 ejemplares en Holanda y al que acompaña la polémica desde su publicación por sus puntos de vista sobre la homosexualidad o la religión, entre otras cuestiones. "Sé cuántos se han vendido, pero no cuántos de los lectores lo han acabado o comprendido", bromea con EL MUNDO ante las más de 600 páginas de su manuscrito.
Probablemente uno de los aspectos más controvertidos de su libro es el que indica que la orientación sexual se determina durante la gestación del embrión en el embarazo.
La orientación sexual del individuo se determina en el útero materno por una serie de factores. Un 50% de ellos son genéticos y los otros son interacciones entre las hormonas y las células en el cerebro en desarrollo. Puede haber muchos factores implicados, también externos. Como el estrés de la madre durante la gestación, que segrega altos niveles de hormonas como el cortisol que atraviesan la placenta e interactuan con las hormonas del cerebro en desarrollo, también el tabaco (la nicotina también afecta al cerebro en desarrollo), ciertos fármacos, compuestos de tipo hormonal... Hay otro factor interesante que también influye: el número de hijos varones nacidos antes que tú. Es una cuestión inmunológica, cuando la madre está embarazada de un niño, éste genera una proteína que el organismo de la madre reconoce como extraña, y produce anticuerpos contra este compuesto que reconoce como extraño. Cuantos más hijos varones haya tenido, más eficientes son esos anticuerpos y eso influye en la orientación sexual del cerebro del niño en desarrollo.
Sus puntos de vista sobre la homosexualidad han sido criticados por quienes consideran que se trata de una manera de 'patologizar' o medicalizar la cuestión.
La ciencia es una búsqueda de la verdad. En los años 60 ó 70 se creía que la homosexualidad era fruto de una madre dominante, era la madre a la que se patologizaba sin ningúna razón. Ahora sabemos que la base está en el cerebro, hay variabilidad en todo lo que hacemos, todos nuestros potenciales. La variabilidad es el motor de la evolución. Hay variabilidad en todos los aspectos del comportamiento, y debería aceptarse. Nada más lejos de patologizar, sino aceptar que la gente es diferente, que hay que proteger esas diferencias y permitir a cada uno vivir de acuerdo a lo que marca nuestro cerebro.
Algunos colegas argumentan que sus afirmaciones no se han replicado en otros ensayos, que no hay evidencias científicas suficientes.
Sí, hay estudios que demuestran eso. No estoy muy de acuerdo con esa afirmación. Además, se demuestra también porque la gente ha intentado corregir la homosexualidad de diversas maneras hasta la fecha sin éxito. Se ha tratado con hormonas, castración, trasplante de testículos, psicoanálisis, compuestos como la apomorfina... También se ha encarcelado a la gente, pero nada de esto logra cambiar la orientación sexual. Hay otra línea de investigación más reciente, sobre los hijos adoptados de parejas homosexuales, y se ha demostrado que criar a un niño en este entorno no influye en su orientación sexual, porque todo está programado desde muy temprano en el desarrollo cerebral.
Según esos puntos de vista, ¿no hay nada entonces que podamos hacer para cambiar lo que viene escrito de serie en nuestro cerebro? ¿Nada que la educación o el ambiente social puedan aportar?
No es una cuestión de nada, pero la orientación sexual no se puede influenciar después del nacimiento. Por supuesto que todo lo que aprendemos cambia nuestro cerebro, nuestras sinapsis. El cerebro está cambiando por todo lo que aprendemos, lo que hacemos, lo que vemos, lo que pensamos... el cerebro tiene una cierta plasticidad, pero para algunos comportamientos -como la orientación sexual- no hay esa plasticidad. Igual que la identidad de género. Si eres hombre o mujer está escrito en el cerebro desde que nacemos, y los niños pueden tener fuertes convicciones a la edad de dos o cinco años de que han nacido en un cuerpo equivocado, sin que se pueda hacer nada más que cambiar ese cuerpo, el cerebro no se puede cambiar, me refiero a la transexualidad.
También ha dicho que hay diferencias físicas entre el cerebro de un hombre y una mujer. ¿Cuáles son?
Hay diferencias a todos los niveles. Los genes del cromosoma Y de los varones están ya expresados en todo el cerebro masculino desde la segunda mitad del embarazo, por lo que hay diferencias moleculares, funcionales, también de la conexión entre los hemisferios izquierdo y derecho, que es mayor entre las mujeres. Ellas son capaces de combinar distintas piezas de información para llegar a conclusiones, ésa es la base de la intuición femenina, son mejores en la interacción social, el lenguaje, mientras que los hombres son más capaces de focalizar y centrarse en un aspecto. En todos los niveles, del molecular al tamaño, hay muchas diferencias entre hombres y mujeres.
¿Qué hay sobre la inteligencia? ¿Hay una especie de gen de la inteligencia?
El cociente intelectual [IQ en inglés] es un 88% genético, por eso es importante elegir bien a tus padres. La inteligencia es el producto de todos los genes que componen el cerebro, no hay un gen de la inteligencia. Es la forma en que el cerebro reacciona al entorno y soluciona los problemas.
¿Pero hay algo que las madres puedan hacer durante el embarazo para que sus hijos sean más inteligentes?
Las madres pueden hacer mucho para evitar daños, dejar de usar fármacos que no sean absolutamente necesarios, evitar el tabaco, el alcohol, la contaminación... Todo eso es muy importante para el desarrollo del cerebro en el útero. También se puede ejercitar el cerebro después de nacer si el niño nace en un entorno sano y estimulante, la estimulación es ejercicio para el cerebro. El niño tiene unos potenciales que debe desarrollar, en base a la estimulación que recibe de su entorno. Si crece por ejemplo en un hogar bilingüe, se puede retrasar hasta cuatro años la aparición del Alzheimer. Se pospone porque estás estimulando el cerebro con las dos lenguas. Una buena educación, un trabajo interesante y mantenerte activo hasta una edad tardía son algunas cosas que se pueden hacer para mantener tu cerebro intacto.
De alguna manera admite entonces que el entorno es importante.
Sí, yo no he dicho lo contrario. Pero sí hay cosas importantes que están programadas en el cerebro en el momento de nacer y que no se pueden cambiar después. Tenemos memorias, cambiando todos los días, pero son cambios microscópicos, la plasticidad es muy limitada en algunas cuestiones.