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viernes, 4 de julio de 2008

Estimulación psicomotríz (2)

El aprendizaje se basa en la motivación, en la imitación y en el contraste, entre otros factores. En esta situación, el compartir sesión de psicomotricidad entre varias unidades y/o alumnado de diferente procedencia va a convertirse en un elemento motivador y facilitador desde un espacio de juego y comunicación.
B. Materiales curriculares y recursos
Con el apoyo del material que presentamos, el equipo docente podrá seleccionar y en su caso adaptar o modificar los recursos psicomotores, de acuerdo a la realidad de su centro, a las características del alumnado y a las posibilidades, intereses o idoneidad curricular de cada momento.
Desde este material y fichero se busca ofrecer un modelo útil y funcional de materiales, que favorezcan la diversidad, la opcionalidad y la interacción, dentro de un soporte organizado. A partir de este material se podrán tomar decisiones referidas a la adquisición de otros materiales que puedan complementar su utilización, buscando una rentabilización de espacios y recursos. También se podrán tomar decisiones referidas a la realización de talleres o materiales que faciliten el trabajo tanto del profesorado como de los alumnos y alumnas.
Este fichero y su uso pueden ser la excusa para una relación interciclos y/o intercentros, desde la propuesta y desarrollo de una sala o espacio psicomotríz, parte o generadora de una ludoteca o «unidad psicomotríz», que con recursos y materiales comunes puedan ser utilizados y planificados por diferentes maestros y profesionales que trabajen en la misma zona o centro, foco de dinamización y encuentro didáctico, actitudinal, y conceptual.
C. Espacios y tiempos
Los espacios destinados a la práctica psicomotríz, tanto exteriores como interiores, se caracterizan por su accesibilidad y ambiente acogedor. Si se plantea desde esta práctica la búsqueda del placer sensoriomotor, de la simbolización, etc., se deberá contar con una sala adecuada. Un espacio que facilite la comunicación y los desplazamientos fluidos y de acuerdo a los niveles básicos de seguridad.
Un espacio bien iluminado, cálido, con una disposición confortable y con buena visibilidad, con materiales agradables y multiusos, junto a complementos que favorezcan la comunicación (espejos, telas, pinturas, maquillajes, etc.) y la simbolización (telas, muñecos, picas y aros, etc.), el trabajo sensoriomotor (cojines de foam, espalderas, cuerdas, colchonetas, suelo cálido de moqueta o madera, etc.).
Un espacio que sea utilizado por los tutores de acuerdo a las necesidades del centro, desde una organización temporal flexible y en función de las posibilidades y necesidades de los ciclos. Priorizando su uso de acuerdo a las edades y características de los niños o niñas, pero sin una confrontación por su uso por otros maestros especialistas, como el de Educación Física, Música o los apoyos.
D. Entorno social y familiar
Es importante la colaboración del centro con otros equipos o entidades públicas o privadas, que utilicen la práctica psicomotríz en su abordaje educativo, reeducativo o terapéutico.
Gran parte de los equipos de atención temprana, reconocen la importancia que la psicomotricidad tiene en el desarrollo global y específico en los niños y niñas con necesidad de atención y estimulación especializada.
Es tradicional el apoyo psicomotríz educativo y/o reeducativo en situaciones de alteración de la percepción del esquema corporal, problemas de lateralidad, hiperactividad, exceso o falta de tono, disarmonía en el movimiento, etc.
De igual forma, la práctica psicomotríz tiene una amplia implantación en el refuerzo y trabajo reeducativo y/o terapéutico en aquellas situaciones en que la comunicación ha sido disgregada o alterada dentro del entorno familiar de niños y adolescentes (problemas del habla y lenguaje; disfunciones de la personalidad; situaciones de mal apego; alteraciones en la relación afectiva con los padres y/o otros miembros de la familia; situaciones de maltrato, abandono, etc.; problemas de
autonomía personal, autoestima, ansiedad, etc.).
La coordinación y seguimiento de la intervención psicomotríz que otros equipos y entidades llevan a cabo, en los diferentes ámbitos educativo y preventivo, reeducativo o terapéutico, van a garantizar una correcta actuación ante determinadas situaciones, así como una toma de postura ante las necesidades y realidad de determinados niños o niñas ante los que se desean buscar respuestas desde el entorno educativo.
Independientemente de las diferentes opciones metodológicas, teóricas y/o técnicas desde las que partan los diferentes profesionales y educadores que trabajen en el centro educativo, se deberán aunar todos los esfuerzos en aras de conseguir el desarrollo pleno de todas las potencialidades del alumnado. Antes de llegar a debates teóricos sobre la bondad o funcionalidad de las diferentes corrientes psicológicas y educativas, intentaremos responder a la realidad de la situación de cada niño o niña en sus planos sensoriomotor, simbólico y afectivo, de distanciamiento y operatorios.
El objetivo común deberá ser el propio niño o niña, desde sus intereses y necesidades, atendiendo a sus interacciones y producciones respecto a sí mismo y al mundo que le rodea, en busca del desarrollo armónico de su personalidad. Todo esto, no será posible sin la coordinación, atención y apoyo de todos los miembros del entorno socio - educativo del niño o niña. Por ello, la práctica psicomotríz desde su globalidad y a la vez especificidad, puede ocupar un lugar en el espacio de
encuentro que se busca en toda intervención educativa.
En esta línea de actuación, la psicomotricidad puede ser incorporada en el apoyo y coordinación que se debe tener con los padres y familia dentro de la comunidad escolar. La psicomotricidad educativa va a ser una práctica que va a mejorar la capacidad de comunicación de los niños y niñas, les va a hacer más creativos, les posibilitará un mayor conocimiento de su cuerpo y posibilidades, les facilitará un espacio de escucha del adulto y a la vez un tiempo de reconocimiento social, etc. Todo ello podrá ser aceptado y observado por los padres, tanto desde la actuación orientadora del tutor o especialista, como a través de la observación diaria.
La psicomotricidad puede facilitar la comprensión de determinados cambios que se efectúan en los niños, su posibilidad de adaptación y su mejora en la comunicación, y en el asentamiento de los aprendizajes; pero también puede reflejar vivencias y respuestas a situaciones vividas con dificultad o poco elaboradas en su relación con el mundo exterior, ante los otros o ante el adulto, que sirvan de referencia para una posterior actuación educativa o reeducativa.
Por todo ello, la psicomotricidad podrá ser planteada ante los padres de la siguiente forma:
– Dentro de la propuesta educativa diaria respecto al alumnado, en las Escuelas de Padres y/o actividades tutoriales y orientadoras.
– A través de la programación de actividades complementarias o extraescolares.
– Dentro de talleres encaminados a la mejora de los aprendizajes y de la comunicación.
– Desde convenios con otras entidades con o sin ánimo de lucro que trabajen la psicomotricidad.
– Como alternativa reeducativa o terapéutica en situaciones de necesidad y/o urgencia.
– Cuando desde otros equipos o profesionales educativos o sanitarios, se reconozca este tipo de intervención como
alternativa o apoyo.
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2 comentarios:

VICTOR CUEVA dijo...

muy interesante y amplio

VICTOR CUEVA dijo...

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este es mi blog te invito a que lo visites y si te interesa seas seguidora
bendicioneswaral